ÓLEO: Juan Echevarría
(1908) |
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La exposición retrospectiva dedicada a Juan de Echevarría nos acerca
al universo pictórico de uno de nuestros artistas más influyentes de
la primera mitad del siglo XX. Hijo primogénito de Federico de
Echevarría y Martina Zuricalday, nace en pleno casco viejo bilbaíno
en 1875. Su padre, un destacado empresario, encamina la educación de
Juan de Echevarría hacia una completa formación para un futuro en la
empresa familiar. Así, tras sus estudios en el Colegio San Nicolás,
realiza el bachillerato en el Liceo Francés de Angulema, aprende
inglés en Oxford, y la carrera de ingeniería industrial en la ciudad
alemana de Mittweida. Terminada su formación regresa a la Villa para
incorporarse a la dirección de la empresa familiar que su padre a
convertido en la sociedad Federico Echevarría e hijos. Más tarde, en
1901 participa representando a La Iberia, una de las empresas
paternas fusionadas, en la fundación de Altos Hornos de Vizcaya.
En esos momentos de gran actividad profesional un acontecimiento
marcará su vida futura de dedicación al arte: la muerte de su madre.
Este episodio le provoca una crisis que le hace tomar la decisión de
abandonar la empresa familiar y sumergirse en el aprendizaje de la
pintura. Su primer maestro, el pintor Manuel Losada, le inicia en el
dibujo y en el arte del retrato. También empieza a frecuentar las
tertulias del café Lyon d´Or donde entabla amistad con Miguel de
Unamuno y Leopoldo Gutiérrez Abascal, mientras que en los círculos
artísticos se relaciona con Guiard, Iturrino o Regoyos.
El salto a París lo dará en 1903, año en el que los contactos con el
escritor Pierre Paul Plan y el crítico de arte Charles Morice le
acercarán al círculo de los nabis y a Paul Gauguin. Son años
en los que asiste a clases en la academia Rodolphe Julian y
frecuenta el estudio del escultor Paco Durrio y los círculos
artísticos en el barrio parisino de Montmartre. Es precisamente el
escultor quien más se interesa y estimula el trabajo del artista,
hasta el punto que presenta en el Salón de Otoño de1911 algunas de
sus obras que son elogiadas por Guillermo Apollinaire.
En 1909 se casa con Enriqueta Normand Bier y compagina estancias en
París con periodos en Ondarroa y Pampliega (Burgos),
un paraje que encierra una visión esencial de Castilla la Vieja,
símbolo de la España regeneracionista,
cuyos paisajes y gentes pinta con asiduidad.
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Panorámica del Puente. 1909. |
Carretera de los Tornos. 1909. |
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Colada de Carreolmillos. 1909. |
Familia gitana. 1920. |
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Será en la sala de la Sociedad de Artistas Vascos donde realice su
primera exposición en solitario en 1916, donde cuelga treinta y
cuatro cuadros y dibujos de paisajes y gentes de Ondarroa.
Cerca de un año pasa en Granada, donde la intensa luminosidad de las
tierras andaluzas impregna su pintura de paisajes y gitanas.
El paisaje abulense será el contrapunto sensorial de Granada. La
sobriedad de esas tierras le sumergen en el color azul, su gama
cromática se modifica.
En 1918 fija su residencia en Madrid y colabora en la revista España
donde inicia la serie de retratos de escritores españoles con la
efigie de Pío Baroja. Muchos serán los intelectuales retratados por
Echevarría con los que, a menudo, coincide en las tertulias del Gato
Negro: Luis García Bilbao, Unamuno, Valle-Inclán, Maeztu, etc. Son
retratos de sus amigos y protagonistas de la generación del 98: Juan
Ramón Jiménez, Iturrino, Azorín, Maeztu, Salaverria, en los que no
solo busca las armonías cromáticas, sino, como decía Maeztu “el ser
profundo de su modelo". Pero será la de 1923 en el salón madrileño
de los Amigos del Arte la que tendrá mayor repercusión. Retratos,
paisajes, naturalezas muertas muestran su recorrido artístico, donde
se dan cita sus búsquedas iniciales en la construcción del color de
Cezanne, la expresividad de Van Gogh, la sensualidad de Gauguin, y
su especial investigación en las vibraciones y armonías de color.
A finales de 1926 se celebra su última exposición individual en
España en el Salón de los Amigos del Arte de Madrid. Presenta más de
treinta óleos entre los que sobresale la Mestiza desnuda, un
decidido homenaje a uno de sus más admirados artistas, Gauguin. El
escritor José Mª Salaverría le organiza en Buenos Aires la que sería
su última exposición individual.
En 1920 vuelve a las rojizas
tierras de Pampliega, donde su paleta se aligera y su cromatismo se
vuelve más luminoso.
En más de una ocasión, Echevarría pinta a las mujeres y los niños
gitanos formando un corro compacto, impenetrable, un círculo mágico
que subraya al mismo tiempo la pertenencia de los que se integran en
él y la exclusión del observador extranjero. (Gitanas de Pampliega).
La disposición en círculo había aparecido reiteradamente en la obra
de Gaugin desde su época bretona, luego en Martinica y más tarde en
su periodo tahitiano, pero las de Echevarría aparecen constreñidas
por una doble prohibición: exclusión de lo trágico y exclusión del
erotismo abierto.
A finales de los años veinte pasa largas temporadas en Oiarzun desde
donde realiza numerosas visitas a Unamuno, exiliado en Hendaya. Es
el momento en el que lleva al lienzo algunos de sus últimos
retratos. La recién estrenada Segunda República llevará a algunos de
sus amigos como a Zuloaga, y a Juan de la Encina a la dirección del
Museo del Prado. También Juan de Echevarría formará parte de la
Junta provisional del museo. Pero apenas tendrá tiempo de
incorporarse ya que ese mismo año (1931), el siete de julio muere de
un ataque cardíaco mientras asistía a la final del Athletic de
Bilbao contra el Betis. El talento singular de Echevarría se expresa
con fluidez a través de armonías cromáticas, porque es el valor casi
musical del color lo que conecta con su sensibilidad, y es, lo que
en gran medida le atrajo el reconocimiento de críticos
contemporáneos tan prestigiosos como Juan de la Encina, quien le
consideró, uno de los coloristas más refinados que ha producido la
España contemporánea, un músico del color. Celia Rodríguez.
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ÓLEO: Francisco Galicia
(1970) |
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Nació en Valladolid el 4 de junio de 1895 en el seno
del hogar formado por Leónides Galicia Ayala y Gratiniana Estévez
Morros, naturales de Zaratán y Valdenebro de los Valles,
respectivamente. Aunque de modestas aptitudes, su padre, pintor y
escenógrafo del Teatro Calderón, fue siempre guía y entusiasta
animador de su trabajo.
Asiste a la Escuela de Bellas Artes de Valladolid,
bajo la dirección del pintor valenciano don José Martí y Mansó, en
compañía de Aurelio Arteta, Anselmo Miguel Nieto, Aurelio García
Lesmes y Eduardo García Benito.
En 1912 viaja a Madrid de la mano de Amalio
Fernández, escenógrafo del Teatro Real, matriculándose en la Escuela
de Bellas de San Fernando, donde tuvo como profesores a Cecilio Pla,
Muñoz Degrain, Romero de Torres, Joaquín Sorolla y Vázquez Díaz.
En las tertulias artístico-literarias de los cafés
madrileños hace amistad con Valle Inclán, Ramón Pérez de Ayala,
Anselmo Miguel Nieto, Julio Romero de Torres, Penagos y Aurelio
Arteta, sistiendo de la mano del poeta León Felipe, primo hermano
suyo.
En 1924 viaja a París como pensionado de la
Editorial Nacional en la sección de Artes Gráficas, entablando
amistad con Pancho Cosío, Juan Esplandiu y Félix Alonso.
En 1925 contrae matrimonio con Luisa González Fanlo,
siendo padres de Francisco, José Luis y Mari Luz. Veranea por estos
años en San Sebastián, donde toma contacto con los pintores vascos
que tanto le influirán.
En 1936 se traslada a París, donde compagina su
trabajo como decorador con la pintura urbana de las calles
parisinas, colaborando con Gori Muñoz, Félix Alonso y Javier Colmena
en el montaje del Pabellón Español de la Exposición Internacional de
París, y con Joan Miró en el mural “El payés catalán en
revolución”, y con su amigo Ismael de la Serna. Hizo amistad
durante estos años con Picasso y su amante Dora Maar y con el pintor
cubano Wifredo Lam.
Tras la invasión alemana de París en junio de 1940,
parte hacia Burdeos primero y Montauban después para reunirse con su
amigo el presidente Manuel Azaña, a quién acompaña hasta el lecho de
muerte.
A finales de 1940, Galicia envía a España su mujer y
tres hijos, quienes se reunieron en Santiuste (Burgos) con
los suegros del pintor. En 1942 pinta sus primeros cuadros de
Santiuste, el Molino, Bueyes arando y el Caserío con la Iglesia,
sobre papel y lienzo.
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Santiuste (C-40) |
Santiuste (C-21) |
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Santiuste (C-46) |
Santiuste (C-60) |
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El temor a que su íntima amistad con Azaña le
llevara a prisión, le hizo demorar su regreso, viviendo en Marsella
hasta que en 1943, y gracias a su amigo Victor de la Serna, se le
permitió volver a España.
Recorre los pueblos y campos castellanos, pintando
en Santiuste, años 1968, 1969, 1970 y 1973, Celada del Camino 1973,
Lerma 1975, y Castrojeriz 1975, en la provincia de Burgos, Turégano
en Segovia y Cigales 1975, o Tordesilla 1965, en Valladolid; así
como Guipuzcoa, Ibiza (1964) y sobre todo las calles del viejo
Madrid.
Sorprende la numerosa producción de caseríos y
paisajes Burgaleses, con un total de 22 cuadros, de los que 15 están
dedicados a Santiuste, lugar que visitó con frecuencia.
Tal vez sea Santiuste, el lugar más recóndito de
Castilla, donde Galicia encontró la intimidad que tanto le
emocionaba, “Yo pinto para mí, cuando siento una emoción, y pinto
para gozar de ella. Cuando vuelvo a ver un cuadro mío, la emoción
primera se repite y soy feliz. Veo un rincón solitario de Madrid, de
París o de cualquier otro sitio, ciudad o campo. Se me adentra en la
imaginación, llego a mi casa y lo pinto, lo pinto tal y como lo he
visto. Pero yo supongo que la imaginación ha elaborado en el
trayecto. Lo pinto como lo he visto, pero con mayor emoción, y no sé
si bien o mal...”
La pintura fue para Galicia como un refugio, algo
íntimo que oculta con pudor a todos.
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Celada del Camino (C-63) |
Celada del Camino (C-45) |
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Castrojeriz (C-68) |
Lerma (C-73) |
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En los meses postreros de su vida, sus amigos, y en
especial Fernando Chueca Goitia y Joaquín Peinado, lograron
convencerle de que mostrara sus obras en público, dándolas a conocer
en una exposición antológica en la sala de Santa Catalina del Ateneo
Madrileño.
Cuando, ilusionado y venciendo su natural modestia,
hacía preparativos para la inauguración de la muestra, un fallo
cardíaco acabó con su vida el 14 de marzo de 1976.
En octubre de 1983
tuvo lugar su segunda y última exposición en la Galería Biosca de
Madrid, organizada por los hijos del pintor, donde figuró la mayor
parte de su producción conocida, setenta cuadros, consagrándole como
uno de los mejores artista españoles de la primera mitad de siglo XX.
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ACUARELA: Germán Lafont Mateo |
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Monumento de Wamba. |
Camino Real. |
Pampliega desde la Sauceda. |
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Desde San Pedro. |
Puerta del Mercado. |
El Campanario. |
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ÓLEO: Txomin. |
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Pampliega desde baños. |
Casas de Villaquirán. |
Puente de Barrio. |
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Calle de Villaverde. |
Villaquirán nevado. |
Castrojeriz. |
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ÓLEO: Angel Lafont |
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Almuerzo. |
Torre Padierne. |
La Corva. |
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Escalerillas. |
Sauceda. |
La Presa. |
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Modigliani 01 |
Modigliani 02 |
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Modigliani 03 |
Mercado |
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